Por Javiera Catalán S.
El 2017 el New York Times publicó El abogado que se convirtió en la peor pesadilla de DuPont, un texto escrito por Nathaniel Rich que relataba la batalla que Robert Billot, un abogado de Cincinnati, Ohio, libró por casi 20 años para conseguir justicia para los habitantes de Parkersburg, en Virgina Occidental. Hoy se estrena en Chile la película basada en esa historia, dirigida por Todd Haynes, y protagonizada por Mark Ruffalo, como Robert Billot, Anne Hathaway y Tim Robbins.
Pero la historia de Billot y la lucha contra DuPont partió mucho antes. Comenzó cuando en 1998 un granjero que había perdido más de 100 vacas y que estaba seguro de que algo tenía que ver el vertedero que DuPont instaló junto a su casa, se acercó a su oficina con cajas llenas de videos que evidenciaban la responsabilidad del gigante químico. Y es en ese punto donde parte la cinta, que se extiende por 127 minutos, y que narra el largo caso de Billot contra la multinacional, que partió con lo expuesto por el granjero Wilbur Tennant, que logró comprobar que el agua que le daba a sus animales estaba contaminada con un químico que la empresa nunca se molestó en informar, era tóxico para la salud de los seres vivos.
A medida que avanza la película, conocemos nuevos hechos que hacen aún más terrible las omisiones de DuPont, como por ejemplo que no es solo el agua de los lagos la que está contaminada, sino también el agua potable que la propia gente consume, o que su producto estrella, y que revolucionó las cocinas en la década del 60, los sartenes de teflón tienen componentes altamente tóxicos, tanto para los obreros que trabajan en la fabricación, como para quienes los utilizan diariamente.
Los casi 20 años que Robert Billot invirtió en conseguir una compensación para los miles de habitantes afectados por la contaminación del agua, muchos de ellos con enfermedades terminales, son resumidos en poco más de horas. Y parecerá poco para una batallan tan larga y difícil de llevar, pero valen la pena, porque esta es una de esas películas que toman la posta social y muestran realidades muchas veces ocultas. Similar, pero con un giro ambientalista, a En primera plana, coincidentemente también protagonizada por Ruffalo y que relataba la historia de los cientos de curas pedófilos en Boston.
20 años le llevó a un abogado de Ohio lograr que una multinacional respondiera por el gran daño que le hizo a una comunidad entera, una respuesta que muchos nunca dan, y la gente afectada nunca recibe. Ejemplos tenemos en Chile de sobra, donde el poder económico está por sobre la salud de las personas, incluso de la conservación del medioambiente, o de la flora y fauna.
El Precio de la verdad, o Dark Waters– Aguas oscuras el nombre en el inglés, que considero tiene mucho más sentido que el nombre que le dieron en Latinoamérica, es de esas películas que hay que ver sí o sí, porque utiliza el cine para hablar de cosas de las que muchas veces nos restamos por ser lejanas a nuestra cotidianidad, cuando la ignorancia no gana. Habla de la injusticia a la que estamos sometidos por ser ciudadanos comunes, de esa injusticia que duele y también mata.